¿Turronero? ¡no entiendo!
Pues es fácil. La gente de la ciudad de Huesca y alrededores durante las vacaciones de Navidad necesitan, necesitamos, ir a quemar calorías a algún sitio cercano y bonito, que además nos permita volver a comer a casa. De ahí que se conozca a estas excursiones como "turroneras". Es clásica la excursión a las Gorgas de San Julian el día de Navidad, organizada por el club de montaña Peña Guara con misa en el belén. Pero también se convierten en clásico de estos dias la subida a las Calmas, al Gratal (con visita a su arco), la vuelta circular al Bonés por la Raya de las Tiñas con visita a la ermita de la Magdalena, la subida al Peiró (aunque este menos porque ya habremos estado en otoño para ver su hayedo), y en unas buenas Navidades aunque tengamos al covid rondado por el barrio no puede faltar una subida al pico El Aguila por cualquiera de sus rutas de ascenso.
Os he leído el pensamiento...¡sí es cierto, el Aguila ya está muy visto! A los de la ciudad de Huesca, de críos, nos pasan por la Virgen del Pilar en Zaragoza, por San Lorenzo el 10 de agosto y por el Pico del Aguila para las Navidades escuchando al panolis del padre contar que de joven subía con albarcas (¡sabrá él lo que es eso!). Pero el Aguila sigue teniendo su encanto, especialmente cuando hay algo de nieve en la cumbre o cuando toda la Hoya de Huesca está con niebla. Desde allí podemos ver al norte todos los Pirineos nevados. Al sureste el Salto del Roldán con el pantano de Montearagón a sus pies. Al este otro icono de la ciudad de Huesca, la cara norte de Peña Guara. Al Oeste el Gratal y el pantano de Arguis. Al suroeste el Fujiyama de Zaragoza, es decir el Moncayo. Si a eso le unimos que subir al Aguila no es duro ni dificil y que en poco mas de dos horas llegamos arriba, el asunto queda zanjado. Conclusión: el Aguila se merece muchas subidas, especialmente en las Navidades, y también los días de niebla para ver el mar de nubes.